Podemos decir que esta noche ha
sido una noche especial merecedora de una entrada exclusiva.
En el periodo que llevamos en
esta comunidad hemos tenido tiempo de conocer a los distintos grupos que se
reúnen en ella y, por suerte, congeniamos bastante bien con todos. Cada uno de
ellos tiene algo interesante que consideramos que nos pueden aportar y pensamos
y esperamos que sea recíproco, pero vamos por orden:
Por un lado están los “Yoyos” (no
sabemos muy bien cómo se escribirá), que está formado por hombretones de entre
30 y 40 años que trabajan responsablemente durante los días laborables pero que
cuando estamos en días de parranda son, si cabe, los más cañeros.
Por otro lado están los “Pelis”,
que son un grupo numeroso de jóvenes de entre 20 y 25 años con los que estamos
"agarrando la onda", como dirían ellos, bastante bien. Con su “vacile”
característico nos están enseñando cantidad de palabras en “caliche”, la jerga
salvadoreña. Podéis ver algunas palabras en el diccionario Caliche-Español que
hay en la barra lateral del blog.
Y entre otros, y por el cual
estamos contando esto, está el grupo de “Las chicas”, que son un grupo de 5
chicas de… (no decimos la edad por si se molestan jeje, pero vamos, súper
jóvenes!). Todas ellas están haciendo de amigas, de hermanas mayores e incluso
en algún momento, de madres. Se preocupan por nosotros y nos cuidan mucho.
Vamos, que nos tienen como a reyes.
Pues ésta noche tan especial la hemos podido compartir con
ellas gracias a que hemos hecho como una cena de bienvenida en casa de una de
ellas. Nos han preparado unos pastelitos que ya veréis como son en una “entrada
culinaria” que haremos más adelante, ¡pero os adelantamos que están para
chuparse los dedos!. Bueno, y tras una agradable cena acompañada de un buen
vino manchego y unas cervezas Salvadoreñas, llegó el momento de mezclar las 3
culturas que hasta el día de hoy han marcado nuestras vidas: Española - Saharaui
- Salvadoreña. Y es que resulta que tan sólo 10 días antes de comenzar esta
gran experiencia, estábamos viajando de vuelta del continente africano, de los
Campamentos de Refugiados Saharauis de Tinduf. Un pueblo que hace un año
conquistó nuestros corazones en una experiencia de vaivenes que este año hemos
tenido el placer de volver a sentir. Un lugar especial, un mundo
tan distinto pero tan conocido para nosotros...
Pero volviendo a lo de antes,
tras cenar decidimos hacer nuestro pequeño homenaje al pueblo Saharaui enseñando
a nuestras amigas/madres cómo se hace el típico té que trajimos de los campamentos y
disfrazándolas con las vestimentas tradicionales saharauis masculinas: el darrá y el
zam o turbante. Fue un momento realmente
divertido en el que disfrutamos viendo como dos culturas tan distintas y sin
ningún tipo de relación, pero tan importantes para nosotros, pueden unirse. Bebimos té, bailamos música
saharaui, les enseñamos y explicamos la forma de vida en los campamentos… Un
momento realmente especial.
Por supuesto, nos acordarnos muchísimo de aquellas personas
con quienes tenemos la suerte de poder compartir los viajes que hemos realizado
a los campamentos y, cómo no, añorarlos en un momento como ese.
Ciudadanos de un mundo: Gracias - Shukran - Salud.
Que gran trabajo estáis haciendo, enhorabuena!
ResponderEliminarMe encantan vuestras iniciativas multiculturales :)
Desde una parte del mundo una copa de vino se alza al cielo. Desde la otra, un vaso de chaparro se agarra al tiempo. Y el océano desaparece y la magia confluye en un brindis que provoca una explosión amarga, dulce y suave. Que ganas de llorar alegremente...
ResponderEliminarMe ha puesto los pelos de gallina tu comentario Merce, de verdad. Porque ambos sabemos qué significa.
EliminarEs increible sentir tan cerca culturas tan lejanas y dispares. Gracias por hacer del mundo un lugar mas humano y unido.
ResponderEliminarUn fuerte abrazos chicos!!! Sois muy grandes.