San José Las Flores, El Salvador.

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jueves, 16 de julio de 2015

Otra víctima del Río Sumpul

15/07/2015

Estábamos en casa esperando que diesen las 15.00 para ir a la escuela cuando hemos recibido una llamada de los colegas que trabajan en el Turicentro, situado a 3 Km del pueblo. Nos han pedido que consiguiésemos rápido un coche o una moto para ir al río a sacar a un joven que estaba ahogado, perdido en una de las pocetas más profundas de la zona turística del río.

Rápidamente hemos ido a la alcaldía a comentar lo sucedido y a pedir algún carro de la comunidad para llegar lo antes posible, pues quizás hubiese esperanza de que aún siguiese vivo. Finalmente nos hemos ido en el carro de las hermanas. La hermana Tere conducía y nosotros íbamos en la parte trasera acompañados de nuestro amigo Juan, un buen nadador (raro en esta zona).

Lo primero que hemos visto al llegar allí ha sido a un gran número de personas agarradas de las manos y rezando. Ha sido entonces cuando nos hemos acercado a la orilla del río y nos han dicho cuál era la zona en la que habían visto al chaval por última vez. Entonces nos hemos quitado las camisetas y entre cuatro hemos empezado a buscar sumergiéndonos una y mil veces por cada rincón de la poceta, desde las zonas más hondas a las zonas en las que el agua cubría un poco menos. Cabe decir que estos días ha estado lloviendo, por lo que no servía de nada abrir los ojos bajo el agua, ya que estaba bien chuca (sucia), como dicen ellos.

Esta foto la tomamos hace unos días, cuando el agua estaba cristalina.


Lo único que podíamos hacer era agarrar aire, sumergirnos hasta tocar fondo con los pies, e intentar avanzar por lo más hondo tratando de toparnos con el cuerpo. Os podemos asegurar que es muy desagradable, irritante, pavoroso, no sabemos cómo definirlo, pensar que la próxima sumergida que hagas puede ser la definitiva.

Después de un buen rato aún seguíamos buscando por los alrededores, tratando de conocer las corrientes del río e intentando adivinar dónde se podía encontrar. Ha sido entonces cuando Sergio, con ayuda de una piedra para descender con más rapidez, se ha sumergido de nuevo en la zona más pegada a la pared y ha salido con el joven. Lo ha llevado a la orilla y entre cuatro lo hemos trasladado a una zona menos pedregosa con sombra. En seguida ha llegado la doctora y le ha intentado tomar el pulso, que por desgracia no encontraba... Y mientras mujeres y hombres rezaban le ha tratado de reanimar pero no ha sido posible.

Quizás lo más difícil de esta tarde haya sido cuando la abuela del joven se ha acercado llorando a nosotros y nos ha dado las gracias por haberle devuelto el cuerpo de su nieto...

La sensación que hoy sentimos por dentro no la podemos describir, pero hoy más que nunca estamos convencidos de que enseñar a los niños de la escuela a nadar no es un pasatiempos, pues si una, tan solo una de todas aquellas personas que estaban allí presentes hubiese sabido nadar, quizás ahora no tendríamos que estar contando esto.

Esta entrada, con todo el respeto del mundo, es un homenaje a la familia de este chico.

Descansa en Paz.

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