San José Las Flores, El Salvador.

San José Las Flores, El Salvador.

martes, 27 de octubre de 2015

||Intercambio|| Las Flores - Tegucigalpa

Hace tres semanas recibimos una exquisita visita. Por fin, nuestros colegas de SOLMAN que están en Tegucigalpa (Antonio, Elo, Juanan y Celia) se decidieron a venir para conocer esta burbuja de orden y sin violencia ubicada entre cerros salvadoreños. Durante esos 3 días tuvimos la oportunidad de compartir cantidad de experiencias que nos enriquecían a todos, pero en esta ocasión más a ellos que a nosotros. No sabíamos que al final de la partida, la balanza se inclinaría de la manera que lo hizo hacia el otro lado... nuestro lado.




Bueno, aprovechamos los pocos días que teníamos para tratar de hacerles entender lo que el pueblo, después de tanto sufrimiento, había conseguido con esfuerzo, organización y trabajo comunitario. Tuvimos muchos momentos para hablar sobre ello, pero en especial hubo uno que nos dejó huella a todos por igual. Un espacio de reflexión en el que se presentó la historia y vida de San José Las Flores.

Resulta que durante esos días vinieron unas monjas a visitar el pueblo,  por lo que las hermanas (las del pueblo) decidieron organizar una reunión en el Centro de Formación en la que hubo representación de todos los sectores que conforman la comunidad: alcaldía, centro escolar, líderes comunitarios, hermanas, directiva de mujeres, cooperantes...

Todos estábamos absortos ante la situación, escuchando historias de guerra como si nosotros mismos las estuviéramos viviendo. Eran varias las sensaciones que te recorrían el cuerpo, pero todos coincidimos en sentirnos afortunados. ¿Por qué? Porque sabíamos que dentro de 20 años esa misma situación no podrá repetirse, pues nos guste o no, cada persona del pueblo que se muere, se lleva una historia que contar consigo. 



Decidimos entonces que sería interesante hacer un intercambio, por lo que a la semana siguiente nos tocaba a nosotros (Mercedes, Sergio, Paula y yo) embarcarnos en la aventura de la capital hondureña. Quizás deberíamos haber hecho esta entrada nada más llegar, pero hay cosas en la vida que no se olvidan, que perduran en el tiempo, y esta, es una de ellas.

Muchos de los que nos conocen y nos siguen sabrán que si hay algo en nuestra vida que marcó un antes y un después, eso fue viajar a los Campamentos de Refugiados Saharauis. Decimos esto porque durante el viaje todos coincidíamos en que el Sahara, no sabemos por qué, iba y venía a nuestra cabeza. Pues bien, nos atreveríamos a decir que 4 días conociendo los proyectos de ACOES en Tegucigalpa han sido suficientes para remover todo aquello que crees que está asentado y ordenado. Exactamente hoy hace una semana que llegamos y aún hay cuestiones rondando la cabeza que no terminan de resolverse.

Llegamos a la terminal de autobuses después de 9 horas de viaje sin contar Las Flores - San Salvador... Tras el reencuentro después de una semana, agarramos los Taxis y nos dirigimos al lugar en el que se hospedan los cuatro, un edificio alto con pisos ubicado en la Colonia Monterrey de Tegucigalpa. Una vez allí te das cuenta de que la experiencia será, sí o sí, enriquecedora para todos, ya que el simple hecho de estar compartiendo algo así con amigos sabes que resultará por siempre valioso. Comienzan los nervios, las preguntas y las ganas de conocer.
Cena, plática introductoria y a dormir.

Al día siguiente empezaba la aventura. Nos levantamos bien temprano para desayunar y comenzar a conocer los proyectos que ACOES (Asociación, Colaboración y Esfuerzo), una ONG que fue fundada en 1992 por el Padre Patricio, originario de Granada (España), lleva a cabo en Honduras. "El objetivo principal de ésta son las personas, defendiendo el acceso a la educación como derecho y como herramienta de transformación social para promover la solidaridad y la justicia".

El primer día nos movimos por el barrio y desde el primer momento, desde que salimos de casa, nos impactó aquella realidad de documental, pues de repente, cuando quieres darte cuenta te encuentras inmerso en un estado difuso, como si entre tú y lo que tienes en frente existiese una pantalla que no te deja ver con claridad. Cabe decir que andar por allí no es como dar un paseo por el centro de París y que la tensión está presente, sobre todo para nosotros que eramos nuevos, en casi todo momento.



Gracias a nuestros compas pudimos ir entendiendo poco a poco como funciona la ONG y os podemos asegurar que lo que ha hecho en estas zonas el Padre Patricio, con ayuda, por supuesto, es increíble y emocionante. Visitamos varias "Populorum" (Pueblos en Progreso), una especie de residencias que acogen a aquellos jóvenes que provienen de las zonas rurales y que no tienen los recursos suficientes para acceder a sus estudios; Tuvimos la oportunidad de ver Centros de Prevención construidos en mitad de colonias regidas por pandillas y cuyo objetivo principal es el de sacar a niños de la calle; Conocimos a gente local y pudimos hablar, compartir y ver que entre tantas sombras siempre existen chispas de luz...

Populorum de mujeres
Centro de prevención "San Francisco de Asis". Colonia "El Hoyo"



Después de comer nos fuimos a conocer el centro histórico de la ciudad, nos tomamos un café y terminamos el día celebrando el día de la hispanidad escuchando conciertos en directo cerca del CCE (Centro Cultural Español). Conocemos otras Tegucigalpas.

El comienzo del siguiente día fue muy interesante. Después de desayunar baleadas, tortilla rellena típica de Honduras, tuvimos la suerte de presenciar la misa del Padre Patricio. La interpretación que sacó del evangelio y la forma que tiene de transmitir esa enseñanza a su pueblo es única. No tuvo ningún problema en llamar a los gobernantes tiranos, en decir que en muchas ocasiones el profesorado es opresor, para terminar tratando la desestructuración familiar y decir que el padre de familia no debe ser dictador, sino que debe ser el servidor, la alfombra que proporciona bienestar y descanso, la alfombra por la cual toda la familia ha de pasar...
Al salir de la misa coincidimos con otros cooperantes españoles, muchos de ellos mayores de 50 años... Comenzamos a compartir experiencias y decidimos ir a tomar unos licuados.

La tarde se presentaba interesante, ya que después de comer habíamos quedado en el Centro de Prevención "San Francisco de Asis", más conocido por los locales como "la San Fran", para echar un partidillo de fútbol con los bichos y bichas de la colonia. No podíamos dejar de pensar en que todos ellos, si no fuese gracias a estos proyectos, estarían en la calle y serían presa fácil para las pandillas... Claro está que para algunos el futuro se presenta, por desgracia, algo turbio. Y después de conocerlos, hablar, jugar y divertirnos juntos, la cabeza no puede parar de darle vueltas a eso mismo. De nuevo, inestabilidad emocional.

Volviendo a la pachanga, se presentaron más de los esperados, así que hicimos cuatro equipos y jugamos a un "rey de la pista". Nos quedamos allí hasta que el sol empezaba a esconderse, momento en el que hay que volver a casa, pues andar por allí de noche no es muy recomendable...


Vistas, desde el centro de prevención, de la colonia "El Hoyo"

Al llegar a casa nos comentaron que había organizada una cena con todos los cooperantes españoles que había por allí. Nos reunimos todos, junto con el Padre Patricio y el Padre Ramón, y yo creo que lo más interesante fue coincidir con gente de todas las edades, desde los 20 hasta los 70 años... Esto de la cooperación no tiene límites.



El tercer y último día fue el más impactante. Aprovechamos que era lunes para ir a conocer las tres escuelas que ACOES levantó en las colonias del extrarradio de Tegucigalpa. Colonias que se formaron después de que el huracán Mitch, uno de los ciclones tropicales más poderosos y mortales que se han visto en la era moderna, ocasionase catastróficas inundaciones en gran parte de Centro América. Escuelas levantadas allí donde la ayuda y la cooperación no asoman la cabeza.




Es importante que sepáis que dichas escuelas no son públicas, sino que son privadas de beneficencia. Es decir, que la educación pública hondureña no es 100% gratuita, así que en el mes de diciembre, todos los maestros y maestras que trabajan en estos centros se mueven por toda la colonia para reconocer a todos aquellos pequeños que tienen menos recursos y que no pueden costearse sus estudios. Todos ellos pasan a un programa de becas y mediante el apadrinamiento y las ayudas extranjeras, tienen la oportunidad de estudiar en las escuelas de ACOES. Os podéis imaginar ahora las condiciones en las que viven estos niños.






Entre las tres escuelas hay la friolera de 3.800 estudiantes matriculados, 3.800 niños y niñas que hace apenas unos años eran niños de la calle sin acceso a la educación. Como veis, ACOES cumple con su objetivo cuando dice que "quiere que la educación llegue al mayor número de personas, pero también que su calidad sea cada vez mejor, centrando sus actividades y recursos hacia las personas que se encuentran en una situación de más vulnerabilidad".

Como curiosidad, comentar que todos los proyectos funcionan como si de un engranaje perfecto se tratara. Todos ellos están relacionados entre sí y tratan de implicar a niños, niñas, jóvenes y adultos. En las escuelas, por ejemplo, vimos a los padres que se encargaban de mantener el huerto escolar y a las madres que se ponían a cocinar para dar de comer a cientos de niños que esperan llegar al cole para poder llevarse algo de alimento a la boca.

Más de 20 manzanas de tierra para cultivar y abastecer a la escuela
El alumnado recibe 3 comidas durante la jornada escolar

Y cuando vemos esto nos preguntamos: si todo esto lo ha conseguido una sola persona con ayuda, ¿qué no podría conseguir un gobierno bien organizado y preocupado por su pueblo?





"La mejor manera de hacer buenos a los niños y niñas es hacerlos felices"

Recuerdo que en una de las cenas en las que tanto hablábamos, Celia dijo algo así como que constantemente estás hiper-estimulado, que aprendes de cada detalle que pasa por delante de tus ojos o de cada sonido que oyes a través de tus oídos... y que razón llevaba, pues en esta ocasión hemos entendido que hay que vivir para sentir, que por mucho que os digamos no podréis imaginar lo que nosotros aún no somos capaces de asimilar.

Podríamos seguir escribiendo experiencias y sensaciones que tuvimos durante el viaje y así tratar de transmitir mejor lo vivido pero no terminaríamos. Además, si fuimos cuatro personas hubo cuatro viajes diferentes... Así que, para ir terminando con la entrada, os dejamos un par de enlaces que pueden ser de vuestro interés y nos despedimos de vosotros recomendándoos que para no perder el Norte... traten de VIAJAR al Sur.
  • Pincha en la imagen para conocer mejor la labor que ACOES desempeña en Honduras:


  • Y aquí la "pequeña" aventura del Padre Patricio, el cura granadino que llegó a Honduras hace ya 23 años:


* Entrada dedicada a nuestros colegas.
Antonio, Celia, Juanan y Elo, muchas gracias por ayudarnos a crecer un poquito más durante aquellos días. Con algunos de vosotros nos une el Sahara, hoy nuestros vínculos se refuerzan un poquito más.

Salud pues!!

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